todo está teñido de ese ridículo amarillo,
las luces parpadean hacía adentro,
para sí mismas
y para mis ojos
y los tuyos
y los suyos
roto
tres veces sobre tu eje,
encuentro tu sangre,
su semen
y mis lágrimas
el arte de
estar
estar
y no
estar
estar
en ningún sitio,
a ninguna hora,
y
y
por ninguna razón en particular
Hace un año la vida eran tornados, huracanes, mi casa sus camas,
pero más que cualquier otra
esa cama,
esa lavanda en la entrada;
hoy la vida son ruinas,
porque no cuela
nada más que un montón de escombros,
y una sonrisa que brilla como el sol a través de un caleidoscopio,
y un par de ojos cansados que guían su vista con las manos,
que están pero no se quedan,
porque no cuela.
porque no cuela.
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