domingo, 21 de febrero de 2016

Blue sunday

 

El día que te fuiste al tiempo le dio por ir lento, inconcebiblemente suave desfile de segundos que se desgarran en el espacio cuando toco mi propia espalda en un abrazo de pausa.

Las aves cesaron su vuelo para escuchar con atención mi llanto desde las copas más altas de los árboles y se limitaron a chocar sus cuerpos contra las ramas más frondosas.

Y ahora que te escribo la luna brilla, preciosa, en lo alto junto con todos tus lunares, estrellas de mi cielo; y me sonríe con su gesto de madre prometiendo que voy acostumbrarme de a poquito, como de apoquito fui lloviendo besos en tu espalda.

Todo lo que soy te quiere a ti,

mi cuerpo se fatiga ante el pronóstico de un mes sin tu divina piel, intensas tormentas eléctricas acompañadas de viento frío.

Recuerdo la primera vez que te miré a los ojos, nuestras pupilas se dilataron y ante mi sólo estabas tú, no había absolutamente nada a tu al rededor, sólo podía verte a ti.

Si cierro los ojos, estás observando mis pupilas dilatadas,

Si abro los ojos, no te encuentro.

Cierro los ojos para decir "te amo"

y sonrío por ti, guerrillero loco y bendigo tu alma, tu preciosa alma,

fuiste tú quien me enseñó que uno debe hacer lo que debe hacer, empezando por escuchar por su propia voz.

Y mi voz dice qué victoria más grande nuestro amor.